viernes, octubre 29, 2010

Los renglones cursivos de San Cirilo


Autor: Asier Gabikagojeazkoa

Tal vez mi primer contacto con la escritura cursiva cirílica fue cuando observé al capitán Arsenyev realizando anotaciones en su diario, en mitad de la taiga, en una escena de la película Dersu Uzala del conocido cineasta nipón.
Pero no fue hasta años después que fui plenamente consciente de su uso cotidiano, cuando me adentré en tierras búlgaras y me di cuenta de que había letras de dicho alfabeto que no entendía.

Ahora mismo, en este periodo entre el fin del verano y la cuaresma invernal, he adoptado una dedicación temporal al aprendizaje del ruso, de cara a un largo periplo que me llevará a través del frío y el hierro hasta el mar oriental, para posteriormente terminar cruzando la invisible línea euroasiática por los viejos caminos de la seda.

Así es que tengo ahora contacto directo con el cirílico, en una frecuencia semanal .

Pues bien, se me ocurre que a modo de curiosidad, y ya que es un hecho no muy conocido entre los occidentales, comentar aquí brevemente la caligrafía manual del alfabeto usado mayoritariamente por lenguas eslavas (y alguna que otra altaica).


Hay que desmentir antes de nada la extendida creencia de que fue el clérigo bizantino Cirilo el Filósofo quien inventó el alfabeto de la iglesia ortodoxa eslavónica.

Él y su hermano Metodio nacieron en la ciudad griega de Tesalónica, y siendo hábiles lingüistas fueron encargados con la labor de llevar el cristianismo a las entonces recién llegadas tribus eslavas en la periferia imperial.

Para ello se dice que crearon una serie de signos de tal forma que las palabras en lengua eslava pudieran ser representadas sobre el papel (u otro soporte de la época), pero en ningún caso fue esto una versión primitiva del cirílico, sino otra cosa distinta a la que se llama glagolítico.

La inspiración para el glagolítico no está muy clara (el término proviene de glagol, verbo, en ruso, entre otras lenguas eslavas), algunos han llegado a sugerir la existencia de runas arcaicas en el Este europeo sobre las cuales se basaron (como por ejemplo, pictogramas Vinča), pero es muy improbable.

Es más, se pone en seria duda la propia invención del alfabeto glagolítico por parte de los hermanos de Salonica, aunque su aparición coincide en rango temporal con su actividad evangelizadora en la Gran Moravia.

Fue en las orillas del lago Ohrid, la actual República de Macedonia, donde San Clemente, un alumno de Cirilo, inventó la escritura cirílica para la traducción al antiguo eslavo eclesiástico de los evangelios.

En definitiva, fueron sus discípulos los que lo llamaron así con su nombre en su honor, accidentalmente relegando a Metodio al actual olvido mediático.

Aunque fue desde luego la adoptación de la variante simplificada del alfabeto eslávico por parte del Imperio Búlgaro lo que dio el empuje definitivo en su estandarización e implantación como escritura culta.


St Climent de Ohrid (Macedonia)


Su parecido con la fuente uncial helénica es obvio, y es éste quizás uno de los rasgos que provocaron su éxito posterior, y que de algún modo une la cultura escrita entre Grecia y Rusia.



Analicemos un poco sus letras.


A pesar de que la gran mayoría de las letras provienen del griego, como excepción tenemos el símbolo para el sonido de la sibilante palatal Ш (sha), que es casi idéntico a la letra hebrea ש (shin) del mismo valor fonético.

Hay un par de signos llamados signo blando ь y signo duro ъ, no considerados letras o sonidos en ruso hoy en día, que provienen de una antigua yod y un antiguo waw eslavo respectivamente.

El signo duro se usa actualmente en búlgaro para representar una vocal media, una especie de schwa pan-balcánica.
El signo blando en ruso es hoy en día un palatalizador efectivo, que cambia el sonido de la consonante anterior.

Además de signos adaptados localmente para transcribir sonidos de la lengua concreta no existentes en otras, el alfabeto cirílico ha sufrido también una evolución, y varios de sus signos primitivos han ido siendo descartados
Fue la suerte de Ѳ (fita), heredera de la theta griega, que tuvo un valor fonético de F en ruso, pero de T en búlgaro (de Theodoros tenemos Fyodor en ruso y Teodor en búlgaro).


Posiblemente desde siempre lo más llamativo del cirílico ha sido su similitud con el latino (ni que decir con el griego), que se incrementa en su variedad cursiva, pudiendo dejar a cualquiera con la sensación de que ha olvidado leer al esforzarse en leer unas líneas que le resultan tan familiares y extrañas a la vez.


Algunas letras comparten aspecto y valor con las latinas, tales como A, K, M, O, T.

Aunque la B (ve) es igual que la B latina, en realidad es uve.

La З (ze) es igual que un 3 (tres) y es fácilmente confundible en la escritura con Э (e), cuyo sonido es la vocal e, a pesar de escribirse al revés.

La letra E (ye) cirilica en ruso representa una vocal e yodizada, con una semiconsonante y- por delante, esto es, ye o el diptongo ie.
Hay que decir que en búlgaro no existe Э y la propia E es la vocal e.

La letra И (i) aunque nos parezca una N dada la vuelta, es en realidad la vocal i.

La letra H (en) es en realidad el sonido nasal dental n.

La letra P (er), igual que en el caso griego, no es la pe, sino la erre.

La letra C (es) no es la c sino la s, aunque esta correspondencia fonética no nos sea desconocida en las combinaciones con vocales frontales e, i en la lengua francesa, inglesa o el castellano americano.

La Y (u), que es igual que la y griega, es en las lenguas eslavas la vocal u, y sin embargo en griego moderno es la i (como en el alfabeto latino, que también lo usa para ü en varias lenguas, el finés por ejemplo).

La letra Ю (yu), aunque parezca el diptongo io es en realidad una u yodizada, yu o iu.

Paralelamente Я (ya) es un a con yod precedente, aunque sea como una R dada la vuelta.

Así pues, tenemos el grupo de letras "dadas la vuelta" como 3, И, Э y Я.

La X (kha) tiene siempre en cirílico y griego el valor de una fricativa velar sorda (la jota castellana), el mismo sonido para el cual se usaba en castellano antiguamente, y en muchas otras lenguas hoy que usan el alfabeto latino, a pesar de que estemos acostumbrados a su valor latino compuesto original -ks-.




En mi infancia siempre creí que las famosas siglas CCCP se leían efectivamente cececepé, sin comprender a qué se debían, no obstante.
Curiosamente, como el lector avispado sabrá, esas siglas se leen SSSR (es decir, URSS en castellano).
He ahí un claro ejemplo de una correspondencia directa conocida entre letras cirílicas y latinas, sin relación fonética alguna.



tabla con las letras cirílicas en su estilo imprenta (mayúscula y minúscula) y su estilo cursivo (mayúscula y minúscula)



Pero hablemos del estilo cursivo.
Éste se encuentra incluso en su forma cursiva impresa, esto es, existe una forma estandarizada de estas letras itálicas para su edición automatizada.
Esto no es novedoso, ya que el propio alfabeto latino también dispone de ello, como habéis podido observar a lo largo de este texto, pero la derivación en el caso latino apenas si se reduce a inclinar las letras. En algún caso, como en el de la a, la variación es marginalmente mayor (a a).


En el cirílico, en cambio, se producen notables variaciones entre sus letras.

La letra Б (be) se convierte en algo parecido a una d latina: δ

La letra в (ve) que sigue manteniendo su forma idéntica a la b latina en su versión mayúscula y minúscula. La diferencia estriba en que en la forma impresa la mayúscula y minúscula sólo varían en su tamaño, mientras que la в minúscula en cursiva es más similar a como escribiríamos a mano la b latina (con un trazo elíptico atravesando la plica superior).

Ambas dos letras provienen de la β helénica, y hoy en día la propia β (beta) representa exclusivamente el sonido uve y nunca el be en griego moderno.

La letra г (gue), idéntica a gamma en letra de imprenta, se convierte en algo parecido a un 2 (dos) o una s dada la vuelta: г
En la escritura manual bien puede ser confundida con una r (erre latina) en la forma de escribir de algunas personas (la mía incluida).

Extrañamente la letra Д (de) se vuelve idéntica a una g latina en su forma cursiva minúscula.

En el caso contrario tenemos el de la letra З (ze) que en su forma cursiva minúscula se parece a la forma manual de escritura de la z latina en ciertos casos, con un trazo curvo bajo la línea: ӡ

La letra И (i) se vuelve totalmente igual a una U latina con rabito inferior de enlace (como cuando escribimos u a mano), tanto en mayúscula como minúscula cursiva.

Le letra Л (el) es escrita con apenas un pico que se alza del trazado línear (que delata su origen griego en λ, lambda), fácilmente confundible tanto con un trazo de И u o M, como con una г enlazada.

Para liar más las cosas la М (em) sigue siendo eme, aunque con trazos más curvados y su cavidad intermedia más resaltada, de modo que es muy similar a una u enlazada por izquierda y derecha con otras letras.

La П (ep) que pensábamos era distinguible se nos vuelve idéntica a una n latina minúscula en la forma cursiva.

La Р (er) sin sorpresas en su forma minúscula sigue siendo igual a una p.

Tal vez lo más chocante de aquel que viene a encontrarse con el cursivo cirílico sea que la T (et) que en su forma impresa era una T tal cual (en minúscula una T más pequeñita), en cursivo se ha de escribir exactamente igual que una m minúscula latina.


La letra Ч (che), en su forma minúscula cursiva sólo se diferencia, en mi opinión, de la Г (gue) cursiva г en que los trazos son rectos y no curvos, ya que es una especie de r latina manual.

Para terminar, la Ш (sha) en cursiva son como dos ues seguidas escritas juntas: ш
Precisamente una forma manual de la w (uve doble) latina.


Vamos, que finalmente tenemos un cuadro (en rojo el cirílico) cuando menos curioso que nos obliga a leer i cuando leemos u, t cuando vemos m, d cuando nos aparece g o p si es el caso de tropezar con una n.
Ni que decir de lo que ya debemos dar por conocido, que es leer n si está escrito H, u para el caso de la y, decir r la consonante p o incluso pronunciar b la letra d δ, mientras que la letra b ha de decirse v y la w debe ser una sh.
¡Olvídate de que aprendiste a leer!



Obviamente, la forma habitual es la cursiva manual, escrita a mano en el día a día por todos los usuarios de este alfabeto, y que el viajero podrá encontrar en menús escritos en pizarras de restaurantes, por ejemplo.

Existe una tendencia tal vez mayor que en el caso latino de enlazar los trazos de todas las letras entre ellas, la anterior con la siguiente y la siguiente con la posterior, etc. de este modo escribiendo palabras enteras sin levantar en absoluto el bolígrafo del papel (con nuestro alfabeto esto suele ser al menos necesario para marcar los puntos de las íes o las barras de las tés, y yo particularmente no suelo enlazar todas las letras).

La impresión general es la de una línea continuada que fluye con trazos ascendentes y descendentes más o menos curvos o picados, que dan la sensación de ser un mar plagado de olas.

Un galimatías, ya que, unidas todas las letras, resulta más fácil aun si cabe confundir M (me) con m (te), г (gue) = λ (el) y г (gue) = ч (che), entre otras.


Al final, sucede como con otros tipos de cursivas manuales existentes por el mundo (notablemente los hanzi chinos): hay que conocer bien las palabras del idioma para poder leer con un cierto atino (de todas maneras, si se conoce la lengua nuestro cerebro no lee cada letra sino que procesa la forma de cada palabra en su conjunto).