lunes, noviembre 13, 2006

Baluarte tiene poco de arte

Esta palabra, que tan bonita es fonestésicamente, es una de esas palabras bélicas que provienen de lenguas germánicas en castellano, aunque, contrariamente a la mayoría de este ámbito, no de la lengua visigoda, sino en este caso de la neerlandesa medieval (que no es sino una forma algo evolucionada de la lengua de los francos, lengua de la cual también viene en castellano flecha, del término *flekke, volador, neerlandés medio vlieke, comparar con el verbo alemán fliegen, volar, y el inglés fly).

La palabra original es "bolwerc", literalmente "trabajo de empalizada", traduciendo "empalizada" como una obra defensiva hecha de madera (en castellano es más exactamente referido a las construidas mediante estacas, que finalmente también son de madera, pues con esa misma raíz bol, se encuentran cosas como bole, en inglés un tipo de cerámica, que originalmente provenía del nórdico bolr, "tronco de árbol"), y con el elemento werc claramente emparentado con el inglés work, el alemán Werk, y ya que estamos con el griego ergos (via *wergos) y el armenio gorc (todos con significado "trabajo").

La palabra llegó al castellano a través del francés balouart, pero antes pasó también al inglés directamente desde el neerlandés como "bulwark", de uso similar en el entorno anglófono, aunque, en mi opinión, bastante más fea (siempre pensé que el holandés es la lengua germánica menos agraciada).

La evolución fonética de la palabra a la lengua romance que primeramente la adoptó (el francés) fue desde luego acertada.
bolwerc > balwarc (1) > balouarc (2) > balouart (3)
(1) El reajuste del timbre vocálico estuvo sin duda influenciado por las consonantes adyacentes, y muy posiblemente ya se pronunciara muy similar a esta forma, a pesar de su grafía en el momento en que se prestó al francés y al inglés (dada la grafía bulwark).
(2) Este cambio w- > ou-, ya sí es muy romance, pues estas lenguas carecen tradicionalmente de la semivocal w- en su escritura (y en la mayoría de los casos son más bien tomadas como vocales que como consonantes). Cambios en la ortografía parecidos se aprecian en unas palabras del gótico de Crimea documentadas por un hablante románico.
(3) Sin duda el cambio que más distinción le otorga a la palabra es la asimilación progresiva de la oclusiva velar -c hacia la zona dental de la r, convirtiéndola en -t, que seguramente acabó por caer en francés, pero que el castellano mantuvo gracias a una hábil -e final necesaria para poder ser una palabra pronunciable en esta lengua.


Así, ya véis, que esta sugerente palabra contiene casualmente -arte, pero no tiene ninguna relación con el vocablo latino ars, a pesar de que en un deliberado juego de palabras así llamaron a un palacio de congresos y artes en Pamplona (enlazándolo también con el muy frecuente en la toponimía vasca sufijo -arte, con significado "entre", como en Zubiarte, "entre puentes").

3 Comentarios:

At 08:59, Anonymous Anónimo dice...

En una novela de Poul Anderson hay un gigante (en realidad un Jotunn) que se llama Bolverk, "el que hace el mal". Asumo que verk es el mismo worc/Werk, pero que bol es una forma ¿ficticia? cognada con el anglosajón bale, "mal", del que viene baleful, "insano" y da el molde de Balrog. Todo un refrito de esos que sirven para escarmentar a los filó[b]logos acerca de los "falsos amigos". Saludos.

 
At 09:16, Blogger Eleder dice...

¡"Trabajo de empalizada"! Es interesantísimo ver cómo mogollón de nociones abstractas del habla actual provienen de términos que designaban realidades plenamente concretas. Como aquello de "egregio", que significa literalmente "(oveja) que se sale de la grey" :D Hay que hablar de esto.

Y de los "falsos amigos", oh, sí, desde luego... :D

 
At 09:46, Blogger Asier G. dice...

Sí, claro, pues baluarte hoy en día tiene más uso como concepto abstracto que como objeto tangible (esto es, una fortificación), pues siempre hablamos del "baluarte de noséqué", para referirnos al "último bastión" de una idea o concepto, a los seguidores y defensores de algo atacado, no fisicamente claro, sino verbalmente, socialmente, políticamente, etc.

Y sí, es una maravilla ver como la mente humana construye abstracciones a partir de pedacitos que cosas materiales, pues es algo universal... (y la base de la escritura sino-japonesa, claro).

 

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