Aunque me he demorado un poco más de lo esperado y tengo más temas que podría tratar, lo prometido es deuda y aquí va pues el post sobre los nombres para decir caballo en diversas lenguas.
Como ya he hablado de las palabras para caballo en otras familias lingüísticas (altaica, etc.), ahora lo voy a hacer principalmente en la indoeuropea.
Aun sabiendo poco de indoeuropeísmos y demás asuntos, no debiera ser raro que cualquiera pudiera al instante identificar como básica la raíz
*ekwo- que da lugar a los sustantivos equinos en el eje clásico indoeuropeo.
Y puedo citar unos cuantos ejemplos que con reglas de transformación fonética relativamente simples son apreciables herederos de un mismo concepto y palabra:
Lenguas Clásicas:Latín:
equus (caballo),
equa (yegua)
Griego clásico:
hippos, dialectal
hikkosSánscrito:
asvahPersa avéstico:
aspa (
asp en persa moderno)
Lenguas Celtas:Gaélico antiguo:
echGalo:
epos (como en la diosa
Epona)
Galés:
ebol (potro)
Bretón:
ebeul (potro)
Lenguas Germánicas:Gótico:
aiwahNórdico Antiguo:
jōr (poético solamente)
Anglosajón:
eoh (caballo de guerra)
Lenguas Romances:Castellano:
yegua (frente al italiano
cavalla)
Rumano:
iapă (yegua también)
Otras lenguas:Lituano:
ešva,
ašva (ya obsoletos)
Tocario A:
yukTocario B:
yakweApunto aquí dos fenómenos fonéticos que creo son importantes para entender el parentesco de todos estos vocablos:
- El cambio -kw- > -p- que se da transversalmente en varias lenguas europeas y que transforma el *ekwo- inicial en *epo- (Esto se ve en Griego clásico, frente a su alternancia dialectal con mantenimiento de la velar -k-, y las Lenguas Celtas del grupo p-, Galo y Britónico, frente al Gaélico del grupo q-). Secundariamente se observa un cambio similar (es muy universal) en la forma
aspa del avéstico (¿de *a(s)kwa?) y el más moderno
iapă rumano (desde *iaqua).
- El cambio -k- (palatalizada) > -s- / -ç- / -š- (sibilante), que divide a las lenguas indoeuropeas en
SATEM (orientales) y KENTUM (occidentales). Es observable el cambio a sibilante en Sánscrito, Persa y Lituano.
Las demás variaciones son fácilmente explicables por los cambios regulares de las vocales, y caso aparte serían las germánicas, que aspiran y finalmente pierden la -k- velar.
Las dos lenguas tocarias documentadas muestran claras evidencias de ser parte de una rama indoeuropea occidental a pesar de que aparecieron en el Turquestán Oriental (actual provincia de Xinjiang china), bajo el nombre chino de
月氏 YueZhi (el Pueblo de la Luna) siendo descritos con apariencia claramente europea, pero esto es otra historia y no será contada aquí y ahora.
A pesar de esta abrumadora mayoría de emparentados términos de dicha raíz, existen aún unos cuantos grupúsculos dignos de mención y que sin duda resultarán más interesantes por estar menos familiarizados con ellos.
Del latino y actual
caballo se puede decir que es sin duda tardío y que inicialmente significaba exclusivamente "caballo de labranza" o "caballo castrado" desde el latín
cabō, cabōnis, pero que su extensión, geográfica y semántica, se amplió durante el período de Romance Común, y hoy en día lo encontramos con el significado primario de caballo en Francés
cheval, Italiano
cavallo, Rumano
cal, Portugués
cavalo, Gallego
cabalo, Catalán
cavall y no sólo en lenguas romances, sino también en Irlandés
capall, Galés
ceffyl e incluso Eslavónico Eclesiástico
kobyla, prestado como "yegua", y Griego kábēlos (caballo castrado).
La influencia del latín tardío no termina ahí; otro término de significado limitado pasó a ser prestado a múltiples lenguas:
paraverēdus, "caballo de reserva en la casa de postas" (es analizable literalmente como
para-, junto a, y
verēdus, camino para carros, nuestro
vereda, desde
via+
rēda, palabra celta prestada al latín, para "carro").
Éste tuvo gran aceptación en el germánico continental, desde el Antiguo Alto Alemán
parafrid, hasta el Alemán
Pferd y el Holandés
paard. Pero también es el tipo específico de caballo representando por
palefrei en Francés Antiguo,
palfrey en Inglés y
palafrén en Castellano.
Y ya que hablamos de lenguas germánicas, hay que decir que en las lenguas no continentales tuvieron más éxito otros términos para caballo, relacionados con atribuciones adjetivas de características propias como son estos dos casos:
"Corredor"
En Inglés
horse, Antiguo Nórdico
hross y Antiguo Alto Alemán
ros, todas ellas emparentadas con los latinos *cursere (correr), cursor (corredor) y cursus (carrera), desde un antiguo *korso- tal vez, con el cambio -k- > -h-, y que tiene su claro paralelo en la palabra castellana
corcel, que proviene del francés medieval
corsier (corredor). Pero ojo, que en sánscrito
kurd- significaba "saltar".
"Saltador" o "Veloz"
Hestr, hest, häst, hengest, hengist, hengst, hingst son palabras para caballo, caballo macho, semental, etc. en Nórdico, Danés, Sueco, Inglés, Alemán, Holandés, es decir, que existe una cierta variación semántica (de hecho en las escandinavas es la palabra principal para "caballo"), pero todas ellas tienen un origen común, que se dice puede estar relacionado con el propio "haste" (rapidez, en Inglés), y el Lituano
šankus (recordemos aquí el cambio -k->-š-), veloz, y
šokti, salto, y que tiene un claro aspecto de superlativo (-st).
Palabras anglosajonas como
steed (corcel),
stallion (caballo macho) o
studhorse (caballo semental), que tienen sus parientes en otras lenguas (stēda, stōðhross, étalon, stallone...) provienen todas ellas de "establo" (desde la raíz ide. stā-, estar, levantarse, estar situado, inglés stand, etc.).
No se puede negar que la familia altaica no haya penetrado también en las lenguas indoeuropeas mediante préstamos equinos, por medio de dos frentes:
El mongol
morin aparece en ruso como
merin (por metafonía -o- > -e-), caballo castrado.
El pantúrquico
at cala en las lenguas que formaron parte de la antigua dominación otomana, en Serbo-Bosnio y Rumano medieval "at" tal cual, y en Griego Moderno ατι.
Y ya para terminar, un préstamo para caballo menos usual como es el bizantino φάρας, φαριον, desde el árabe fāris ("rider", jinete, corredor...), que tuvo su extensión durante la Edad Media y tiene su reflejo también en el Alemán Medio vārīs.
(En la imagen superior: Pintura rupestre equina de increíble detalle hallada en la cueva de Ekain, Gipuzkoa, circa 15.000 a.C.)