Arios
Si algún azaroso navegante ha caído aquí buscando información sobre aquella raza mítica (en el sentido de "inexistente") y cuyo concepto ha causado tantas desdichas como el de los "arios", lamento (o no) decepcionarle. Porque esta nueva entrega de FilóbLogos no versará sobre etnias, sino sobre sufijos.
Más en concreto: uno de los temas que nos ha apasionado en los últimos tiempos a Fiondil y a mí es el de los distintos resultados que en varias lenguas, románicas y no románicas, ha producido el utilísimo sufijo latín -ARIUS (esto es, los sufijos -arios).
Si nos atenemos en pri mer lugar al sufijo padre, Santiago Segura (en su Diccionario Etimológico Latino-Español) define -ARIUS como un sufijo sustantivizador derivado de otros sustantivos, con significado de "profesión, oficio". Así, si un ASINUS es un "asno", un ASINARIUS sería quien tendría el oficio relacionado con los asnos; esto es, "asnero".
Otros sufjos que se pueden relacionar con éste son -ARIUM, "lugar para guardar" (de ahí que MONETARIUM sea "monedero") o -ARIA, simplemente "lugar" (así, una TALPARIA es una "topera", madriguera de topos).
Por último, -ARIUS puede dar lugar a adjetivos, sobre todo en latín vulgar: de AGER, "campo", da AGRARIUS, "agrario".
Los ejemplos traídos hasta aquí parecen dejar claro que el castellano presenta un resultado principal de -ARIUS, que es "-ero". Los ejemplos serían innumerables, y, de hecho, "-ero" es aún un sufijo productivo en castellano (esto quiere decir que todavía pueden crearse nuevas palabras en castellano añadiendo a otras el sufijo -ero; en América, los encargados de las mesas en hostelería son llamados "meseros", y en la Península Ibérica, los que conducen los autobuses son popularmente "autobuseros". No todos los sufijos de una lengua son productivos en cada momento, pero este tema daría para otra entrada.
El ejemplo "agrario", sin embargo, nos trae hasta otro resultado de -ARIUS: un resultado mucho más cercano al latín, y por ello, como nuestros fieles lectores ya saben, un resultado "culto". Esto ocurre porque el término "agrario" se acuñó recientemente, no es tradicional en la lengua; si lo fúera, se habría dicho seguramente "agrero", en la buena vieja tradición "padremoñal" (otra curiosidad: ¿sabían que "madera" es el padremoñal de MATERIA? Cuando hablan de "la madera de un árbol" se refieren a "la MATERIA de un árbol", y la frase "ese tipo tiene madera" cobra algo más de sentido, ¿verdad?).
A primera vista se diría que éstos son los únicos resultados de -ARIUS presentes en castellano... pero ¡cuidado! Por ejemplo, ¿qué pensarían si les hablo de las famosas "muñeiras"? Que no es castellano, sino gallego, dirán algunos. Bueno, sí, pero "muñeira" ha sido admitido ya en castellano como galleguismo. Y, como se ve, "-eira" es la solución típica gallego-portuguesa de -ARIA (y "-eiro" de -ARIUS). Es una solución algo anterior a la del castellano, dado que, según parece, la evolución castellana fue -ARIU > -AIRU > -EIRU > -EIRO > -ERO. El gallego se mantuvo en el diptongo EI, dando lugar a esa típica terminación. Bien, ya tenemos tres.
Pero, si hemos hablado de las "muñeiras", ¿qué me dicen de los "pelotaris"? Significa "jugador de pelota vasca", y obviamente es préstamo del euskera. Pero es que "pelotari" (o "pilotari") no es más que un latinismo de la lengua vasca, proviniente de PELA (seguramente por medio del francés antiguo "pelot") y el sufjijo -ARIUS. Se ve en numerosos ejemplos como "-ari" (a veces "-lari", por eufonía) proviene del sufijo latino, y mantiene en euskera el significado original latino de "oficio, trabajo", ampliándolo a "quien practica una acttividad". En euskera "futbolari" es el futbolista, "politikari" el político, etc. Y dado que el euskera ha dado al castellano alguna de estas palabras (recuérdese "lehendakari", "presidente del Gobierno Vasco), pues... ya tenemos un cuarto resultado: -ero, -ario, -eiro y -ari. ¡Vaya! Esto va creciendo.
Y dando un saltito nos encontramos con el que seguramente sea el hijo más exitoso de este gran sufijo. Porque ¿cuál es, en inglés, la forma más típica de nombrar al practicante de un oficio o de una actividad...? ¡En efecto, lo han adivinado! "-er" es quizás uno de los sufijos más productivo actualmente de la lengua inglesa: "lover" es "amante", "hater" es "odiador", "keeper" es "guardián"... y, en lenguaje informático, por ejemplo, "pointer" es un "puntero" (dos cognados obvios, o sea, palabras que vienen del mismo origen). Es muy probable que el inglés tomara "-er" del francés antiguo, como tantas otras formas. Y desde el momento que tenemos en castellano palabras como "líder", o sea, "leader", "aquel que dirige", podemos decir que "-er" es nuestro quinto miembro de la gran familia de los "-arios".
Ha habido otros resultados, aparte de los que han llegado al castellano, claro. Por ejemplo, dentro del mismo euskera, encontramos unas formas curiosas en palabras como "kondaira", "leyenda", que claramente proviene de "contar", pero... ¿y ese -aira? Pues este verano descubrimos que es un precioso préstamo de nuestra lengua especial de últimamente... ¡el gascón! En efecto, hemos escuchado al grupo Nadau cantar "cantaires y dantzaires" (que cantan y bailan, o lo que sería en euskera, "kantari eta dantzariak".Y es que en efecto, "-aire" es la solución gascona principal para este sufijo.
El francés se queda con una solución "-ier" (como "lumière", de LUMINARIA, en castellano "lumbrera"); el alemán suele preferir "-erie" ("Materie"); y, como curiosidad, el sardo, según cuenta Fiondil, da "-eri" ("guerreri").
Seguro que alguno podéis aportar más a estas notas sobre este interesantísimo sufijo, tan cotidiano, actual y presente en nuestras vidas... cómo no... "blogueras".