Los pictos, las pesetas y otras celtidades
Autor: Asier Gabikagojeazkoa
Tras un breve pero intenso viaje por tierras caledonias, no he podido menos que volver sorprendido por la cercanía cultural que los supuestamente misteriosos pictos tuvieron con el resto del Occidente europeo.
El caso es que hasta donde yo había leído los pictos habían resultado ser una de las grandes tribus desconocidas del pasado histórico prerromano, cuyas raíces con frecuencia se retraían hastra el periodo neolítico.
Después de la visita a la zona y la lectura de un actualizado y esclarecedor libro sobre el tema, puedo afirmar que los pictos carecen de tal enigma.
Los pictos fueron los habitantes nativos de Escocia hasta donde los registros históricos helenos y romanos llegan. Y siguieron siéndolo por muchos siglos, hasta bien entrado el siglo VIII d.C. y su progresiva asimilación al pueblo escoto, para formar el pueblo mestizo que vino a denominarse escocés por parte de los foráneos.
Desde el siglo XIX y durante casi todo el siglo XX predominaron las teorías que asociaban al pueblo picto una preindoeuropeidad fuera de toda duda.
Esto es, se decía de ellos claramente que su lengua originaria no era celta, sino una lengua anterior hablada en Gran Bretaña.
Esto provenía del hecho de que varias inscripciones oghámicas distribuidas por toda la geografía de las islas británicas no pudieran ser descifradas mediante el uso de vocablos célticos.
El alfabeto Ogham, que consistía en una serie de rayas grabadas de manera vertical en los cantos de piedras y árboles, se usó principalmente para escribir cortas frases y nombres propios en antiguo irlandés, pero en ciertos hallazgos en tierra escocesa la lengua no pudo ser determinada a pesar de ser capaces de leer los caracteres.
Por mucho tiempo se creyó que esta lengua representada en los grabados pétreos más septentrionales (incluyendo las islas Órcadas y Shetland) no era celta, y que ésta era la lengua propia del pueblo picto, que no fue sojuzgado bajo el yugo imperial de Roma.
Pronto también surgieron teorías que establecían que los pictos poseyeron dos lenguas, una más arcaica y precéltica con un uso sacralizado y monumental en época tardía, y una lengua celta de rama p (galo-britónico), de uso cotidiano, al menos desde la era tardo-clásica.
A lo largo de los años se ha visto que la inmensa mayoría de las inscripciones ininteligibles pueden perfectamente reflejar esta lengua celta de la rama p (y en otros casos mediante irlandés-gaélico primitivo), sin necesidad de recurrir a una lengua arcana de origen desconocido.
Hoy en día se da por hecho que los pictos eran una tribu de habla céltica (rama p), al menos en periodo histórico, pero herederos de una tradición cultural más antigua, que muchos no dudan en enlazar con las construcciones megalíticas de las islas.
A la mentada preindoeuropeidad lingüística se le solía añadir el supuesto linaje matrilineal de sus "reyes" tardíos y otras características como pintarse y tatuarse el cuerpo, resaltando la excentricidad de estas prácticas.
Estos hechos sin duda llamaron la atención de vasconistas como Henri Guiter, Federico Krutwig y Theo Vennemann, que pronto atribuyeron a la población picta original vínculos antiguos con los habitantes de Aquitania.
A lo largo del siglo XX se publicaron varios escritos que descifraban entera o parcialmente vocablos o frases de las inscripciones pictas no identificadas como de lengua celta, basándose en un conocimiento m´´as o menos pobre de la lengua vasca moderna.
No hay ni que decir que estos infructuosos intentos no hacen sino desviarnos de la verdadera realidad histórica y social picta, y que carecen de interés mas alla de lo anecdótico, sin que por ello haya que desdeñar el hecho aceptado de que posiblemente las poblaciones británicas originales si que tuvieran una lengua pre-indoeuropea, y como ya se ha indicado en múltiples ocasiones, que esa cultura tuviera estrechos vínculos con las poblaciones de la cornisa cantábrica y el arco costero francés, lo que se ha venido llamando en arqueología la región Franco-Cantábrica, zona de sucesivas culturas materiales desde el 35.000 a.C.
Tal vez sea justo mencionar una posiblemente acertada correspondencia nominal entre el famoso Aengus picto, que en gaélico antiguo también aparece como la deidad Oengus, y el vascón Enneco.
Los dos son nombres propios de grandes notables en la historia de ambos desaparecidos pueblos, en el caso picto un rey que en el día de San Andrés (cuyo símbolo desde entonces estaría asociado a Escocia) venció una importante batalla contra los invasores germánicos, y en el caso vascón el de un rey que conformó el reino de Navarra (primeramente de Pamplona).
Pero estos nombres tuvieron prólija utilización para diversos individuos, y son frecuentes las apariciones de los patronímicos relacionados con ennequs y onnequs en Pictland, que es la propia grafía que toma el euskérico Enneco en latín (del patronímico Mac Aonghais, en gaélico hijo de Aengus, vienen los modernos apellidos irlandeses y escoceses McInnes y Guinness)
Del nombre picto original hoy en día tenemos Angus, que es también la denominación de una región en el corazón de la Caledonia picta, y del nombre vascón tenemos en euskera Eneko y en castellano Íñigo.
También existía una versión similar femenina (el nombre de la propia madre del rey navarro), Onneca, que se nos enlaza con las formas pictas del nombre.
El monarca picto es llamado rey de Fortriu, lo que me da pie a comentar la relación de continuidad entre la antigüedad celta y el medievo gaélico, patente en la onomástica picta a lo largo de Escocia.
Hay que aclarar que la mayor parte de la documentación histórica que nos ha llegado sobre los pictos en la época medieval proviene de escritos en gaélico realizado por monjes irlandeses, en cuya lengua habían adaptado los nombres personales y geográficos de los pictos.
No sólo eso, también el gaélico era la lengua de los vecinos de los pictos, los escotos de Dal Riada (en el Oeste de Escocia), a través de los cuales seguramente recibieron los cronistas hibernios las fuentes de información sobre lo que acontecía en el Noreste de Britannia.
Fortriu, que en época medieval temprana parecía equivaler a la "tierra de los pictos", proviene etimológicamente de la antigua tribu celta de los Verturiones, nombre notado por los historiadores romanos acerca de los bárbaros mas alla de las murallas del Norte.
En su forma, Verturiones claramente se encuadra dentro de los etnónimos de tipo galo que tan bien documentaron los latinos.
Junto con ellos, también se apuntó el de los Dicalydones como la otra tribu picta, cuyo nombre evoca el de Caledonia.
Caledonia, que era en época clásica el apelativo de las tierras mas septentrionales de Gran Bretaña, se relaciona con el galés medieval de Celyddon Wledig (antropónimo) y también aparece en la saga artúrica como el nombre del bosque en el que Merlín (Myrddin Wyllt) pasa su exilio.
No es el unico vínculo con los britones de mas al sur.
El poema de Y Gododdin, escrito precisamente en galés medieval de Escocia, nos habla del reino de habla britónica (celta de rama p) que ocupaba la extensión en torno a lo que hoy en día es Edinburgo, este último proveniente del galés antiguo dun etain: "fortaleza/colina de los Etani (?)".
Este reino fue arrasado por una incursión de la naciente confederación angla del norte de Inglaterra, y nunca más volvió a haber hablantes de galés en Escocia.
Ciertos autores van más allá y llegan a enlazar a la tribu prerromana de los Eponi con el posterior clan gaélico de los McEochain, habitando ambos en la misma zona del Oeste de Escocia, en diferentes siglos (cerca de Argyll).
En el primer caso Eponi es un sustantivo de raíz celta britónico-gala, que significa caballo, y que encuentra su paralelo en la deida gala Epona (latín equus, ya tratado en este blog).
En el caso del patrónimico del clan, Eochain, también viene a ser lo mismo etimológicamente, pero con la diferencia de que ahora se trata de celta de la rama q.
Esto pondría de relieve que la transición desde una habla britónica hasta una gaélica en la celtofonía escocesa fue progresiva y adaptativa, sin necesariamente un cambio brusco o una invasión externa.
Y es que efectivamente la lengua picta celta debía de ser britónico-gala, con sus particularidades locales, de las cuales sólo unas pocas nos son conocidas, notablemente el termino pitt (y su forma prefijada pit-), que venía a significar "parcela de terreno" o "porción".
Su aparición se limita a Escocia, donde es un morfema abundante en toponímia: Pitkennedy, Pitmedden...
El propio apellido Pitt debe de tener la misma procedencia.
El prefijo vinó a llegar hasta el océano pacífico donde dio nombre a las islas Pitcairn, hogar de los descendientes mestizos del malogrado motín de la Bounty (la palabra céltica cairn, piedra, peña, también es interesantísima y da para otro post).
Algo menos específicamente picto es el sufijo aber-, significando desembocadura (con un origen anterior de río, agua), pues a pesar de que es distinctivo de muchos lugares en Escocia (Aberdeen, Aberlemno) su parentesco britónico le delata en la toponímia galesa (Aberystwyth).
Y hablando de Aberdeen ("la desembocadura del río Dee"), su segundo componente es típicamente celta, de un originario *deva, que alude a una "diosa", fluvial en este caso, de frecuente aparición en los mitos indeuropeos bajo la forma de hadas del agua, lamías y demás.
Se encuentra otro río Dee en los límites entre Inglaterra y Gales, también el río Deba entre Gipuzkoa y Bizkaia en el País Vasco, así como el río Deva entre Cantabria y Asturias, todos ellos de la misma fuente celta.
Otras etimologías apuntan más bien hacia la raíz céltica para agua *dubr- (galés dwfr, córnico dofer, bretón dour, irlandés antiguo dobur), que aparece en el inglés Dover , o en Dobro, municipio de la provincia castellana de Burgos.
Retomando el hilo sobre la raíz pit-, curiosamente cercana al nombre que los romanos otorgaron al pueblo que la creó: pictos.
La supuesta explicación clásica al término étnico ha sido siempre la de pintados (emparentado con la palabra pictórico en castellano y picture en inglés), debido a los tatuajes que portaban en las batallas contra las legiones itálicas.
Sin embargo, esta especie de etimología popular ha sido recientemente descartada en favor de una que nos lleve a un endónimo picto.
Segun la teoría moderna, el hecho de que los pueblos vecinos les llamaran mediante versiones de ese epíteto, pero con variación vocálica, se explicaría como que ellos se llamaban a si mismos tal, algo como el posterior pechts de la lengua Scots (germánica).
En inglés antiguo les decían peoht (anglosajón septentrional de Northumbria) y en nórdico antiguo pett (el estrecho de Pentland, entre Escocia y las Órcadas, es una corrupción de un derivado de este último).
Grabado en piedra sobre el motivo de la batalla de Dunnichen o Nechtansmere entre pictos y northumbrios.
Esta batalla fue decisiva en la conformación de Escocia como entidad independiente en la temprana Edad Media, año 685 d.C.
Fijaos en que los pictos combatían con el torso descubierto y falda.
Fijaos en que los pictos combatían con el torso descubierto y falda.
El origen ulterior del término podría hallarse precisamente en relación con el ya mencionado pit-, que desde el galo se prestó al latín como pettia (pedazo, porción), un préstamo habitual en la amalgama total de la cultura gala y romana, incluyéndose otros términos hoy en día comunes en las lenguas romances como carro, braga o canto (piedra, de esta palabra y el ya mencionado aber, agua, se dice proviene Cantabria, en una de las etimologias propuestas, teniendo su paralelo en los antiguos Cantii del condado inglés de Kent).
En castellano pettia se tornó en la palabra pieza, de igual modo en francés fue pièce (y de ahí pasó al inglés), y en catalán peça.
Fijémonos ahora en este cognado catalán, porque en un periodo en el cual las monedas tenían su valor metálico idéntico a su valor facial, era la norma el cortarlas y dividirlas fisicamente en unidades inferiores, cuyo peso metálico tenía equivalencia a un valor monetario inferior a la pieza acuñada entera.
A cada uno de estos trocitos de moneda se les vino a llamar piecita, que en catalán se expresa peçeta, de donde proviene el nombre de la vieja divisa española peseta, en última instancia, una palabra celta.
Pero concluyamos con el nombre de la tribu picta.
La indagación en el posible origen propio del término nos lleva a mirar que existe otro caso idéntico en la tribu gala de los pictones (tambien llamados pictavinos, casualmente vecinos de los aquitanos de cultura y lengua precelta), que dieron lugar a los poitevins modernos (de la region de habla oïl Poitou, con un patois muy interesante del cual deberíamos hablar en otra ocasión...).
Segun ciertas fuentes irlandesas, existe otro nombre celta para los pictos (exógeno aparentemente) que es el de los cruithne, que ya ha sido por otros postulado como la forma en celta de la rama q (gaélico) del galo-britonico (rama p) pretani (podría pensarse la siguiente evolución fonética: *kwretani > *qretani > *qrethain > *qreithne)
No es la única coincidencia de nombres entre Escocia y la isla en su totalidad, también Alba, en gaélico el nombre de este reino, comparte origen claramente con el de Albión, denominación para Gran Bretaña.
En conclusión, el misterio picto desvelado se nos presenta como un conjunto de tribus similares a las de otras áreas galo-britónicas (por lo menos en épocas históricas), si acaso con un componente neolítico mayor, que debido a su cierto aislamiento del resto de la isla en una zona poco fértil (pantanosa y frondosamente boscosa durante la era clásica), de dificil conquista y control duradero, fue apartado de los lindes del Imperio Romano y no sufrió el proceso "civilizador", permaneciendo, por tanto, lejos de los candiles de los historiadores (lo que dificulta su comprensión actual como pueblo antiguo).
Fuente bibliográfica principal:
A New History of the Picts. Stuart MacHardy. Luath Press Edinburgh (2010)
(El resto de datos los he ido acumulando a lo largo de los años y vete tú a saber dónde los he leído.)